Lía que te lía..

Hace un rato he abierto una botella estupendísima de Listán Blanco de altura, criado sobre lías, de la Bodega Hermanos Mesa, de Tenerife, y me la estoy bebiendo TAN AGUSTO (y disfrutándola un montón) mientras te escribo. ¿Que si es una ocasión especial? Pues NO. ¿O tal vez tengo un evento o cena con amigos? Estamos prácticamente confinados en Lanzarote, así que NO. ¿Que cómo es que abro una botella tan especial estando yo sola, sin ningún motivo? Hija, pues PORQUE ME APETECE, qué quieres que te diga.

Lo del autoamor está muy de moda. Y me parece muy bien. Todo el rollo de quererte, subirte la autoestima diciéndote lo maravillosa que eres y demás es estupendo, siempre que no quede en agua de borrajas (o lo que es lo mismo, en nada). Vamos, que el autoamor hay que ponerlo en práctica, y yo hoy lo estoy haciendo disfrutando este listán maravilloso hecho con cepas viejas cultivadas a 1.200m de altura. En las faldas del Teide, ¡casi ná! Dice la etiqueta que es un vino de guarda, criado durante 6 meses SOBRE SUS LÍAS. Un VINO DE GUARDA. Ay mi madre, cuánta palabreja! Por si no lo entiendes, no te preocupes que yo te lo explico, que las amigas estamos para eso.

La primera vez que supe de la expresión «sobre lías», me imaginaba un montón de zarcillos (de la vid, claro) flotando sobre el vino y enredándose en un lío tremendo. Pues no, eso no es. Empecemos desde el principio: ya sabrás que para convertir un mosto en vino se le añade levadura (que no es otra cosa que un hongo). A estas levaduras les vuelve locas el azúcar, así que se zampan toda la que tiene el mosto y la convierten en alcohol. Cuando este proceso termina (bien porque se han comido toda el azúcar, o porque nos hemos cargado a los pobres hongos a posta) el mosto se ha convertido en vino y las levaduras muertas se van al fondo del depósito. A la suma de estos «cadáveres» de levadura, junto con otras partículas procedentes de la uva, que les acompañan en su descenso, la llamamos LÍAS.

Pero en el vino, como en la vida, hay cosas que no se pueden dejar al azar y hay que cuidarlas un poco. Lo que quiero decir con esto es que si dejamos que las lías se acumulen al fondo sin más, al cabo de unos días darán unos sabores muy desagradables. Para evitarlo, en la crianza en barrica se usa un método llamado «battonage», que en francés suena la mar de sofisticado, pero no es otra cosa que remover el vino con un palo para que las lías se mantengan en suspensión. El equivalente en depósito es el «remontado», otro «palabro» que no significa cabrear al vino, sino bombearlo de vez en cuando desde el fondo del depósito a la parte superior y dejar que las lías vayan bajando con calma, a su ritmo, permitiendo que sus moléculas se abran y saquen lo mejor de sí; entre otras cosas, por ejemplo, el toquecito que caracteriza a la variedad.

Todo este jaleo que te he contado no se hace en dos días, sino que, como un buen guiso que se precie (no sé si te lo había dicho ya, pero para mí hacer vino es como cocinar) lleva más tiempo de elaboración que otros blancos y requiere de un conocimiento experto. Pero merece la pena porque (si están bien hechos, como es el caso) están que te mueres: son sedosos, duran muuucho en la boca (son persistentes o largos, que dirían los expertos) y, si te fijas bien, les encuentras ese puntito a pan que los hace densos, sabrosos.

Total, amiga, que los vinos (normalmente blancos) criados sobre lías son MUY ESPECIALES. Te animo encarecidamente a que los pruebes, bien sea sola o acompañada, en una ocasión especial o un día cualquiera. Porque cualquier día es el mejor para querernos y para cuidarnos. Y porque para disfrutar la vida, amiga mía, SÓLO HAY QUE ESTAR VIVA.

8 comentarios en “Lía que te lía..

  1. Gracias por compartir y por enseñarme el significado de esos palabrejos… Me apunto la recomendación para cuando vuelva a España, que esas exquisiteces no se encuentran «por estos lares» 😉

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